jueves, 30 de septiembre de 2010



      Tras el temor opaco de las lágrimas,
      no estoy yo solo. 
      Tras el profundo velo de mi sangre, 
      no estoy yo solo. 
      Tras la primera música del día, 
      no estoy yo solo. 
      Tras la postrera luz de las montañas, 
      no estoy yo solo. 
      Tras el estéril gozo de las horas, 
      no estoy yo solo. 
      Tras el augurio helado del espejo, 
      no estoy yo solo. 
      No estoy yo solo; 
      me acompaña, en vela, 
      la pura eternidad de cuanto amo. 
      Vivimos junto a Dios eternamente.

      (de la litúrgia de les Hores)

1 comentario:

  1. Vaja, vaja Salva que ven acompanyat estàs!!!
    No canvies de companyia que eixa mai falla, mai se´n va, és sense dubte la millor.

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